En las últimos meses distintos rincones de Latinxamérica se han alzado en reclamos de derechos socioambientales. Sin embargo, pocas veces el periodismo hace énfasis en su costado ambiental. ¿Cuáles son los problemas ambientales que se viene y qué puede hacer el periodismo?
Es fin de año y en muchas organizaciones y medios suelen comenzar a repostear contenido o hacer balances. Sin embargo, en Latinxamérica las fechas están más allá del bien y del mal y el comienzo de un nuevo año no pareciera cambiar el panorama socio ambiental de la región … por lo menos por el momento.
Créditos: Twitter Revista Cítrica.
Las últimas dos semanas del año en Argentina fueron un fiel reflejo de las consecuencias del (mal) desarrollo: ante la modificación de la Ley 7722 de Mendoza que prohibía la megaminería en la provincia, producto del intenso lobby minero, la gente salió a la calles en las movilizaciones más numerosas que jamás hubiera visto el territorio mendocino. Finalmente, y luego de fuertes represiones con balas de goma y gas, el ejecutivo provincial y ambas cámaras legislativas derogaron la modificación de la Ley y la devolvieron a su sentido original: la protección del agua y prohibición de la megaminería.
Pero muchos son los actuales conflicto en el país austral, con todos ellos extendiéndose a lo largo del 2020 y que presentan un gran desafío al periodismo: Chubut y la megaminería, el fracking y redes de trata de Vaca Muerta y el modelo sojero del agronegocio y fumigaciones.
Créditos: Reuters.
El panorama boliviano es uno de los más complejos a nivel regional, sino el mayor de todos. A las industrias extractivas instaladas en el país se le agrega la inestabilidad política. Hacer un análisis meramente ambiental en las circunstancias actuales del país andino sería un error mientras la ciudadanía boliviana se encuentra profundamente dividida y el gobierno de facto mantiene un estado de alerta y represión sobre los habitantes.
Lamentablemente, el trabajo del periodista ambiental aquí será clave y no podrá escaparle a los conflictos sociales. Será momento de repensar el posible fracking en Bolivia, en conjunto con la minería del litio, y el modelo de país en pugna.
Si bien Chile se ha intentado mostrar como un espacio estable dentro de una región compleja, el último Octubre vio estallar por los aires esa fachada para dejar al descubierto las profundas desigualdades sociales, ambientales y económicas de un modelo profundamente injusto.
El plan de descarbonización anunciado por Sebastián Piñera este año no solo ha sido cuestionado por sus incongruencias tanto en su plan de cierre de plantas carboníferas como por la falta de políticas públicas, el aumento de emisiones, la lenta expansión de renovables y el crecimiento de la industria fósil.
Uno de los grandes desafíos del periodismo ambiental chileno será el seguimiento a los grandes anuncios hechos para y durante la COP25, y marcarle el paso al gobierno con un especial foco deberá ser puesto en las zonas de sacrificio.
Créditos: Observatorio Petrolero Sur.
Actualmente, uno de los principales conflictos socio ambientales de Colombia es el fracking. Si bien está prohibido y existe una moratoria, hay un complot entre las empresas y el gobierno para regular la actividad y llevarla a cabo. Asimismo, en el territorio no existe una ley que establezca consultas y plebiscitos vinculantes con las comunidades sobre las que recaen los proyectos extractivos.
Sin embargo, al fracking lo acompaña el abismal número de defensores de la tierra y derechos humanos asesinadxs en Colombia: 234 en lo que va de 2019, la mayor cantidad desde la firma del acuerdo de paz en 2016.
Créditis: Wretched of the Earth
A comienzos de este mes y luego de casi cuatro años del asesinato de la lideresa Berta Cáceres, sietes personas fueron sentenciadas a un aproximado de 50 años de cárcel.
Sin embargo, tanto la misión de observación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como Berta Zúñiga, una de las hijas de Berta, han planteado que no basta con la sentencia de los autores materiales y que entre los próximos desafíos se encuentra investigar la estructura criminal que planeó el asesinato, formada por el Estado de Honduras y la empresa DESA.
Reflexión por Martín Vainstein, Climate Tracker, y Carla Gago, periodista independiente
Se podría decir que 2019 fue el año que vio a los jóvenes defender su futuro como nunca antes. Las calles de todo el mundo se tiñeron de las demandas de un movimiento social que trasciende fronteras físicas y generacionales. Poder nombrar a la crisis climática como tal no es un logro menor. Desde la palabra hasta hechos empezamos a pensar y abordar la crisis climática desde un lugar de análisis plagado de variables e intersecciones complejas.
Vivimos en un mundo marcado por la primera crisis existencial a escala planetaria de su historia y en una región con un modelo de (mal) desarrollo extractivo que daña vidas y crea zonas de sacrificio. Como respuesta, nacen y se reproducen las luchas colectivas de decenas de personas que se oponen a todo tipo de proyecto de saqueo territorial. Si bien no son pocxs quienes se dedican a la comunicación socioambiental, no todxs logran hacer de ello un trabajo remunerado. Esto nos lleva a repensar sobre qué bases estamos resignificando narrativas que transformen la realidad desde la palabra y la experiencia vivencial.
¿Qué tipo de periodismo queremos construir? ¿Qué responsabilidad recae sobre la comunicación en tiempos extinciones masivas y urgencias que demandan acción inmediata? Y fundamentalmente, ¿qué estrategias deben establecerse a la hora de generar contenidos que informen desde la dimensión del pensamiento crítico? Creemos que así como los movimientos sociales no avanzan solxs, tampoco lo hará el periodismo. Es momento de pujar por la apertura de espacios de creación colectiva y hacia allá vamos desde nuestra organización.
Créditos: Martín Vainstein
En este sentido, son fundamentales las experiencias que nos trae el periodismo feminista: en la Argentina y en toda América Latina han sido numerosos los trabajos realizados de manera colaborativa por varios medios a la vez. Esto no solo ha contribuido al quiebre de la lógica individual que cerca al periodismo tradicional, sino también a la disolución paulatina del “yo” en pos de un “nosotrxs” que emerge con más fuerza. Creemos en un futuro para todxs, donde las historias no se ciñan a la popularidad de celebridades de turno. Si bien la mediatización de ciertas figuras ha reforzado la agenda socioambiental—local y global—también ha limitado, en cierta medida, el alcance del mensaje a amplificar y la exposición de sus verdaderos protagonistas.
En base a esto, en Climate Tracker América Latina nos propusimos intentar un ejercicio similar. Abrimos postulaciones para cinco becas de periodismo con el objetivo de trabajar juntxs y dar oportunidades a aquellxs que aún necesitan una ayuda extra para lograr establecerse en la profesión. Junto a este grupo de cinco becarixs de Chile, Perú y Argentina emprendimos la tarea de escribir de forma conjunta. Si bien al comienzo enfrentamos algunas dificultades, desde hace dos meses planeamos, pensamos, escribimos y publicamos de forma conjunta, trascendiendo redacciones, países y continentes.
¿Todo salió bien? No ¿Es difícil? Sí ¿Vale la pena? Totalmente.
Créditos: Martín Vainstein