El Covid-19 impactó fuertemente en todo el mundo y América Latina no fue la excepción. La crisis desatada por la pandemia se alimentó de las vulnerabilidades y desigualdades que caracterizan a la región, en momentos de convulsión social y política en varios países.
Estas situaciones cruzaron el trabajo que como Climate Tracker realizamos en América Latina este 2020. Y es que no podía no ser así: Los y las periodistas que cubrimos cambio climático, no podemos ignorar los contextos sociales y políticos desde donde contamos las historias.
El periodismo que nos interesa promover es aquel que puede comprender las variables políticas, económicas, climáticas y científicas que hay detrás de un conflicto socio ambiental específico. Uno que sabe comprender la realidad de su territorio y conectarla con problemáticas globales, como la crisis climática o la misma pandemia.
Cuando iniciamos el proyecto “Alimentación sostenible para todos” junto a Hivos en Bolivia, sabíamos que no solo la pandemia cruzaría todas las historias, sino también la profunda crisis política que atravesaba el país.
Así lo refleja la crónica que escribió Karen Gil en la revista La Brava, quien acompañó la odisea que realizan las productoras locales del altiplano para abastecer de alimentos los grandes mercados de La Paz y El Alto, en tiempos de cuarentena rígida y con las políticas públicas del entonces gobierno transitorio dirigidas principalmente hacia la agroindustria.
Las políticas del gobierno en pandemia también fueron abordadas por Andrés Rodríguez. En un amplio reportaje publicado en Opinión, Andrés contó la historia de los “guardianes del maíz”, los productores de Toco que se niegan a renunciar a sus formas de producción en medio de la promoción de las semillas transgénicas.
Nuestro trabajo con Hivos en Bolivia tuvo que ver con los principales desafíos alimentarios que enfrenta el país y el impacto que tiene la crisis climática. Pero no toda historia tiene que ser una de catástrofe. Nuestra región también está plagada de historias de resistencia y resiliencia.
Esther Mamani viajó hasta Los Yungas para contar la historia de 120 mujeres que decidieron cambiar los monocultivos de coca (plantación tradicional de Bolivia, pero que provoca un gran impacto sobre los suelos) por la producción agroecológica de miel de las pequeñas abejas “limoncitos”. Su artículo fue publicado en Muy Waso.
Por su parte, Rocío Corrales viajó al valle alto de Cochabamba -una zona muy afectada por la sequía, cambio climático y agricultura intensiva- para hablar del tarwi, una milenaria legumbre cuya producción fertiliza los suelos y puede maximizar la producción de plantaciones de papa y quinua hasta un 50%. Su reportaje fue publicado por La Región.
En Chile nos pasó una situación similar. Junto a FES Chile desarrollamos el proyecto “Energía y Transición Justa para periodistas”, porque entendimos que el agitado escenario político que vivía el país no podía dejar fuera los desafíos de transición energética en el país. Y aunque ni el proceso constituyente ni la pandemia eran los temas del proyecto, sabíamos que estarían presentes en los artículos, porque cruzan la vida de millones de chilenos y chilenas.
Eso lo entendió a la perfección Constanza Cabrera, la periodista más joven de nuestro grupo en Chile, quien escogió el caso de San Pedro de la Paz, una pequeña comuna en la región del Bío Bío y escenario de unos de los primeros brotes masivos de Covid en el país, para reflejar la vida cotidiana de los miles hogares que padecen vulnerabilidad energética de sus habitantes. El artículo lo publicó Ladera Sur.
Los periodistas trabajamos con la verdad que encontramos en datos, documentos e historias. Susanna quiso poner su lupa periodística sobre la matriz energética de Enel en Chile, una compañía que ha sido alabada por las autoridades por aceptar cerrar dos centrales a carbón y por sus inversiones en energías renovables. Ella supo buscar y ver los hechos: el 76% de la matriz de Enel -la principal empresa energética en el país- está compuesta por centrales a gas natural y por centrales hidroeléctricas. Estas últimas, con conflictos actuales con comunidades locales.
María del Mar Parra, por su parte, quiso abordar un tema esencial para una transición justa. En vistas a protestas de comunidades locales por el impacto ambiental que trae consigo la construcción de grandes redes de transmisión, quiso abordar las posibilidades de que redes locales de energía cumplan las necesidades energéticas de comunidades y enfrenten la pobreza energética que afecta a miles de familias en el país. El artículo lo publicó en El Desconcierto.
Sebastián Silva investigó al detalle el Plan de Descarbonización de Chile, anunciado hace más de un año por el presidente Sebastián Piñera y que consiste en el cierre de 40 centrales termoeléctricas a carbón antes de 2040. Tocopilla, una pequeña localidad en el norte del país, fue el lugar donde inició la transición. Su trabajo dio cuenta de la inexistencia de una estrategia integral del Estado para las comunidades afectadas y que, en realidad, todo depende de la voluntad de las propias empresas. Fue publicado en medios internacionales, como Infobae (Argentina) y La Vanguardia (España).
Del total de periodistas con los que trabajamos en América Latina este año, el 75% fueron mujeres.
El trabajo realizado por ellas y ellos son ejemplos perfectos del periodismo climático que queremos seguir promoviendo en 2021. Un periodismo situado en su contexto, que puede abordar desafíos globales sin dejar de mirar nunca la realidad y cotidianeidad de las personas y sus territorios.