El Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y Protección del Medioambiente (MODATIMA) se forma para enfrentar la crisis hídrica de la Provincia de Petorca, V Región, Chile. “Mujeres MODATIMA” corresponde a la sección femenina del Movimiento, conformada por campesinas, niñas, madres, jóvenes y abuelas con un objetivo en común: recuperar los ríos de su territorio.
“Si yo me rindo, le enseño a mi hijos algo que no quiero que aprendan, por eso no tengo alternativa” explica Lorena Donaire, una de las voceras de “Mujeres MODATIMA” mientras mira por encima del puente por el que antes pasaba el río Petorca y que, actualmente, es un terreno baldío cubierto de maleza, piedras, tierra y animales muertos.
El periodo más complejo de una crisis hídrica que lleva más de diez años, se empezó a vivir en enero del 2019, cuando las gallinas de las familias de Cabildo, un pueblo dentro de la provincia de Petorca, aparecieron muertas. En abril siguieron las cabras y después de algunas semanas fueron muriendo caballos y vacas de manera diaria. Los crianceros han sido los más afectados debido a que es su fuente de trabajo la que está desapareciendo.
“Nosotros teníamos una forma de vida sustentable, hasta el año 2000 éramos felices, hacíamos la vida alrededor del río, sacabamos las plantas que crecían en la ribera y las comíamos como ensalada. De ahí se alimentaban nuestros animales, que nos daban leche y con esa leche hacíamos queso y mantequilla, eso se vendía en el pueblo y gracias a eso mi madre pudo llevarme al colegio y educarme” dice Verónica Vilches, encargada de la Asociación de Agua Potable Rural (APR) de Cabildo, organización que se encarga de abastecer de agua a los sectores rurales mediante camiones aljibes.
Créditos: Catalina Moya Catalán
El punto de inflexión es claro. El Código de Aguas establecido en la dictadura de Augusto Pinochet posicionó a Chile como el único país en el mundo en el que el agua es privada. En la década del noventa, ya en democracia, comenzó el otorgamiento de caudales a familias que empezaron a trabajar predios para la agroindustria, principalmente plantaciones de paltas para la exportación. En el año 2000, los caudales superficiales de la provincia se agotaron y se recurrió a las reservas de agua subterránea que fueron entregadas a las mismas personas que ya poseían derechos permanentes. Esto fue determinante para que se desatara la crisis hídrica que tiene a la cuenca de Petorca en condición de extrema sequía por la que está pasando hoy.
En el 2012 Petorca fue decretada “zona de escasez hídrica”. La Dirección General de Aguas al ver este déficit consideró que se debía disminuir al menos un 30% del consumo del recurso para la plantación de paltas. Por otra parte, el agua potable para las comunidades de los sectores rurales era casi inexistente; el Estado otorgó esta responsabilidad a la empresa transnacional ESVAL y a las Asociaciones de Agua Potable Rural de cubrir aquellos sectores desabastecidos por completo.
Créditos: Catalina Moya Catalán
“En el 2004 fue la última vez que vi el río correr y pude llevar a mi hija mayor a que lo conociera. Los niños y niñas de hoy no saben lo que es construir comunidad en torno a nuestros ríos, el daño al entramado social es tremendo”, expresa Lorena Donaire, hija de campesinos y que actualmente está gestionando un proceso de traslado de los animales más afectados por la sequía hacia una parcela en la Región Metropolitana donde podrán estar hasta abril, sin saber si sobrevivirán o no para la próxima temporada, debido a que con la falta de lluvia no se ven mejoras para los siguientes ciclos.
El invierno pasado ha sido uno de los más secos en la historia de Chile, hasta la mitad del 2019 había un déficit de un 70% de lluvias en la zona central. La evidencia científica ha explicado este fenómeno a través de la Oscilación Decadal del Pacífico. Esto quiere decir que hay una oscilación de las precipitaciones cada diez años, por lo tanto, la escasez de lluvia debiese ser reversible en la próxima década. Otro factor para explicar la sequía es la disminución de ozono en la atmósfera producto de los gases de efecto invernadero producidos por los seres humanos. Estos gases debilitan los vientos que llevan lluvias a la zona central. Las perturbaciones humanas son responsables al menos de un 25% de los factores que han provocado la sequía.
Frente a la complejidad de este escenario las mujeres de Petorca han trabajado desde “Mujeres MODATIMA” para intentar dar solución a problemas locales más urgentes, Lorena Donaire explica “veíamos que se estaba dando una lucha legislativa que era necesaria, buena, justa, pero todo se enfocaba en el agronegocio, pero ¿qué pasaba con las mujeres de nuestro territorio?” Dentro de las acciones que han levantado como organización está la distribución de ayuda para las personas más afectadas que han perdido toda fuente de trabajo. Asimismo, se han vinculado con profesionales de distintas áreas que han realizado estudios e investigaciones sobre las nuevas enfermedades que están padeciendo las mujeres de la provincia.
“Ocho de cada diez mujeres acá trasladan el agua para sus familias, esa actividad ha traido distintos problemas de salud para los cuales nuestros servicios no están preparados, esa es una de nuestras investigaciones como Mujeres MODATIMA y vamos a seguir buscando visibilización para una serie de problemas que están viviendo las mujeres de nuestro territorio”, argumenta.
Madres, vecinas, campesinas, jóvenes, ancianas han llevado la preocupación por su territorio al campo político sin autoproclamarse feministas, debido a que asocian ese nombre a una concepción burguesa “que también es otra forma de colonización”, como expresa Lorena, “nosotras actuamos por el amor a nuestros seres queridos, a nuestro territorio, a una forma de vida más justa y amable con el ecosistema, que no tiene nada que ver con la distribución patriarcal de los recursos que estamos viviendo”.
Créditos: Catalina Moya Catalán
Dentro de las campañas que están llevando a cabo lograron asociarse con la organización “Water is Life” para conseguir filtros que puedan ofrecer agua de mejor calidad para los niños y niñas de la región. Por otra parte, realizan constantemente actividades para ayudar económicamente a las mujeres que están más críticas para sustentar la economía del hogar. En este sentido Lorena y Verónica expresan cuánto les ha costado conciliar la vida de madres, jefas de hogar con las batallas cotidianas que enfrentan día a día, “es complejo, porque hay una presión social, sobre todo en un pueblo machista como este, de que tienes que estar ahí haciendo cargo de un montón de tareas que muchas veces quedan postergadas por ayudar a otras compañeras. No es lo mismo ser mujer que ser hombre en esta lucha, cuando eres mujer tienes que dejar un sinnúmero de cosas listas en la casa para poder salir al campo político. Lo más complejo es el amedrentamiento y las amenazas que recibimos por estar en esto”.
Créditos: Catalina Moya Catalán
Verónica Vilches, campesina, madre y dirigente es quien más fuerte ha vivido el acoso desde que empezó a movilizarse para recuperar el agua, “siempre que salgo aviso a donde voy, cuanto me tengo que demorar y donde estaré, ya no tengo la libertad que tenía antes, pero no hay vuelta atrás. Me han perseguido con pistolas, se ha estacionado un vehículo fuera de mi casa durante horas, me han ofrecido abandonar mi campo, han inventado una variedad de cosas sobre mi, que me financian de no se donde, pero nada de eso me hará bajar los brazos, todo lo contrario, hay que seguir”.
MODATIMA tiene alrededor de 2000 miembros a lo largo de todo Chile, su fracción femenina se ha asociado con otras mujeres defensoras de sus territorios en distintas regiones, con ellas están trabajando en diversas acciones educativas, artísticas, políticas, culturales en distintos espacios. Así también, se invitan a repensar en su “feminismo”, sobre esto Lorena expresa, “Nosotras somos naturaleza, madre, estamos junto a nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestra comunidad. Queremos levantar nuestras comunidades pero desde la mirada de la mujer, desde esta mujer luchadora que no tiene miedo”.